3.17.2007

BAJO LAS AGUAS DEL PANTANO DEL TRANCO-14

LOS ANCIANOS

Muy digno de tener en cuenta, la consideración que se le tenía a los ancianos. Eran muy respetaos. En la Vega, eso de los asilos y residencias de ancianos, no se conocía ni nadie hablaba de tal cosa. Los ancianos morían en sus casas, con sus hijos. El mejor sitio al lado de la lumbre en invierno, era pa la buelo. Lo más blandico y que menos trabajo costaba de masticar, era pa la buelo. Voces o palabras desagradables, no estaba permitido darles. Si alguno perdía el oído o se le disminuía la vista, pues en todas esas cosas, se asistían.

Y cuando los jóvenes hacían trato de alguna transacción de animales que vendían unos a otros, un mulo, una vaca o un pedazo de tierra, llamaban siempre a uno de los ancianos para que aviniera a las dos partes. “Vamos a por el hermano fulano, a ver lo que dice”. Pero no hacían de intermediarios como los de ahora, que median en los tratos y luego se llevan ellos una buena parte del dinero. Los ancianos serranos, lo que buscaban siempre era conformar a las dos partes, de la mejor manera posible, para que no perdiera ninguno y los dos quedaran contentos. Los ponían de acuerdo en lo que valía lo que iban a comprar o vender, de maneras de pago, de formas de pago. Al final siempre decían: “Lo que haya dicho el hermano fulano, eso es lo que se hace. Lo ha dicho así y eso es lo que hay que hacer”. Y lo que había dicho el anciano, siempre se respetaba. Es decir: el anciano se sentía útil en la familia y entre los vecinos.
Cantinuará…

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