11.10.2007

Paisajes del Alto Guadalquivir//Rumor de poemas-2

Por el Chorro y en una tarde de otoño, pero pudo haber sido por cualquier otro rincón de la sierra. Sólo hay que estar atentos para que al surgir el momento mágico, nos sorprenda con la fuerza de la belleza más pura.

DESPUÉS DE LA TORMENTA #

Fue la tarde más bella
que a lo largo de mis años
he vivido.

Se formó la tormenta,
estallaron los truenos,
sopló el viento enfurecido,
descargaron las lluvias,
corrieron los arroyos,
se lavaron los pinos
y cuando la tarde caía
se abrieron las nubes
y el cielo se hizo brillo.

Desde los huecos de las rocas
otearon el horizonte
y se lanzaron al vacío
los buitres de los acantilados
y siguiendo los caminos
que el viento traza en su juego,
se alzaron como en sueño
hacia el profundo infinito
y mi alma que estaba allí,
Dios mío,
¡qué asombro al descubrir
tan inmenso río
de belleza sencilla
sin tenerlo merecido!

Fue la tarde más bella
que a lo largo de mis años
he vivido.

No debería ser así, pero con este poema canto a todas las fuentecillas que, en la primerísima cuenca del Guadalquivir, manan y le dan agua. Todas fluyen por encima de su nacimiento oficial y como la cuenca es tan amplia, aunque me refiera a la que hay por encima del nacimiento oficial, con un sólo poema las resumo.

NACIMIENTO DEL GUADALQUIVIR #

Donde nace el Guadalquivir
no hay fuentes concretas
aunque sí hay manantiales
que bajo las peñas,
los tejos milenarios,
las praderas de hierba,
los espliegos morados
y las dulces violetas,
dan acogida y manan
las aguas primeras
del río plateado
que atraviesa la sierra.

Donde nace el Guadalquivir,
de donde sus veneros
recogen el rocío
que al juntarse, llevan
fuentes y arroyuelos,
cañadas y praderas,
es de las cumbres
altivas y recias,
pobladas de pinos,
murallas de piedra,
barrancos profundísimos
y largas laderas.

Donde nace el Guadalquivir
en pura presencia,
es justo donde la tierra termina
y el cielo comienza.

El río Guadalquivir y el Puente de las Herrerías a tan sólo unos kilómetros de su nacimiento. Ni la cantidad ni lo grande es lo que sacia al alma humana, sino el sentir y gustar hondamente. Por los remansos y charcos de este puente, Dios mío, la cantidad de hermosura que mi espíritu ha gustado, en los momentos menos importantes y en las horas más apagadas. Sierra de Cazorla.

GUADALQUIVIR NACIDO #

El río niño
que es de la sierra
espejo limpio,
nace y recrea
donde los pinos
y las praderas
tienen sus nidos.

El río niño
nace y ya juega
trazando caminos
por entre las piedras
de trescientos filos
y en la gran cerrada
de los dulces hilos,
salta y se ensancha
en charcos cristalinos,
tejos milenarios
y viejos durillos.

El río niño
de azul plateado,
prados floridos
y cumbres altísimas
con arroyos limpísimos
(qué hermoso se viste
y avanza sin ruido
por el que es su puente
redondo y chiquito!

Pura senda de luz
y gozo escondido,
tú, mi sueño soñado,
noble río niño,
si hoy yo pudiera
escaparme contigo
o si tú quisieras
regalarme un alivio
que sane el corazón
que lloran bien herido,
qué dicha tan grande
oh, tú, mi gran río.

Oculto te enredas
en los vientos tibios
de tardes y mañanas
y blancos rocíos.

El espejo del Guadalquivir a su paso por el Puente de las Herrerías. Aquella tarde perdida, ignorada por el resto de los millones de humanos que pueblan el Planeta Tierra y bien iluminada por el Creador del Universo, cuánto supo ella de mí y yo de ella. Hicimos un pacto y allí mismo, Dios lo firmó y de aquel encuentro, tengo este recuerdo. Sierra de Cazorla.
MI DOLOROSA MARCHA #

Cuando ya no esté,
pasado mañana,
ahora que estoy y puedo
gozar de las aguas
que por el río bello,
corren, plateadas,
quizá los charcos recuerden
que un día de heladas,
de aquel invierno perdido
en la gran montaña,
estuve meditando triste
mi dolorosa marcha.

Cuando un día yo falte
de las sendas blancas
que se borran en su silencio
tristes y olvidadas,
quizá el río recuerde
que lavé mi cara
mil veces en las nieves
que lo amamantan
y en las corrientes pequeñas
que saltan y cantan.

Cuando ya no esté
porque sin querer, me arrancan
del corazón que me alimenta
y me presta savia,
yo soñaré contigo,
río de plata,
hasta que en la noche de estrellas
o en la alborada,
volvamos a encontrarnos,
alma con alma.

Después de una gran tormenta por las laderas de la Sierra. Los arroyos rebosan y en el aire tiembla lo inefable. El alma se para y ya quisiera que este momento no pasara nunca. Sierra de Cazorla.
CAPRICHOS DEL AGUA #

Estalló la tormenta
en la alta sierra,
se abrieron las nubes,
cayeron a mares
las aguas y las nieblas
y yo que bajaba
del prado de la hierba,
me quedé asustado
y dentro de la cueva
esperé mirando
descargar la tormenta.

En sólo unos minutos
la reseca tierra
se empapó tan a fondo
y por tantas grietas,
que el agua saltó
por enebros y piedras
y después de los charcos
en hoyas y praderas,
salieron las cascadas
blancas y bellas
y mientras caían
de las altas crestas,
cantaban las canciones
del alma que sueñan.

Estalló la tormenta
y yo allí escondido
en la oculta cueva
y contemplando la emoción
me empapé de ella
y también de Dios
que allí estaba y era.

La Violeta de Cazorla, es una pequeña flor nacida en planta leñosa que cada año rebrota. Crece en las zonas umbrosas o soleadas, pero casi siempre enganchada a las rocas calizas. No es nada espectacular, pero su color carmesí brillante y su especial espolón les prestan un atractivo original. Se da por todas las sierras del parque y otras limítrofes.

ME GUSTARÍA SABER *

Me gustaría saber de las flores
tantas cosas que ignoro.
De dónde y de quién
su exclusivo diseño.
Su delicado perfume.
Su atrayente color.

Por qué cuando las tenemos cerca
somos diferentes, y algunas,
por qué se desmayan
a la caída de la tarde
y otras radiantes se abren
a la espléndida luz del sol.

Me gustaría saber de las flores
tantas cosas, que...
Contemplando la bella estampa
de la Violeta de Cazorla
que decora este momento,
me viene a la memoria
la fábula, leyenda o cuento
que hace tiempo me relataron
de esta maravillosa y humilde flor.

Cuando Dios
terminó de hacer el Edén,
siendo la Violeta
la última flor creada,
dulcemente le preguntó:

- Hija de mi florido reino,
)qué más quieres que te dé
para completar tu hermosura?

Y la flor, respetuosamente,
le contestó:
- Dame un poco de hierba
para ocultarme entre ella.

Invierno y cascada en el arroyo de Linarejos justo por encima de la bella caída que llaman Cola de Caballo, Cerrada de Utrero. Son bonitas estas cascadas y arroyo, no sólo cuando el cauce baja repleto sino hasta cuando es escaso como este año, por causa de la gran sequía. Año 99. Sierra de Cazorla.


EN LA PAZ CONSOLADA #

Desgarrada el alma
de tanto en la vida
luchar sin espada,
de tanto en la vida
caer derrotada,
de tanto en la vida
andar desmayada
y de tanto en la vida
morirse de sed
en la orilla del agua.

Quemada la sangre
de ir por la vida
soñando caminos
desde la mañana
a la hermana tarde
y pidiendo limosna
y pasando hambre
allí donde el pan
abunda a lo grande.

Desgarrada el alma,
quemada la sangre,
me vine siguiendo
caminos sin nombre
que van por los montes
y se hunden en los valles
y allí donde brota
la fuente y su cante
y se hacen cascadas
los mil manantiales,
me encontré reinando
el amor que me ama:

el venero purísimo
que apaga la sed
y cura las llagas.

Amanecer en el río Borosa. Un momento fantástico lleno de luz, sombras y rumor de cascadas. Nada hay que tenga desperdicio y nada hay que sobre ni falte y menos cuando los momentos son como los amaneceres otoñales en el río hermano del Guadalquivir. Sierra de Segura, Sierra del Pozo.


ESTAMPAS SERRANAS #

La hermana de mis sueños
aquella noche me dijo:
- Agua de siete fuentes,
con padre, he recogido,
¿quieres tú que te regale
unos sorbicos?

El agua de siete fuentes
son siete veneros distintos
que a lo ancho de la sierra,
al azar, están repartidos
y en la mañana de San Juan
se visitan tempranico
y de ellos se recogen
el limpio líquido
que luego, al beberlo, cura
lo que el cuerpo tenga herido.
¿Quieres tú que te regale
unos sorbicos?

Yo le dije a la hermana:
- Ese regalo fresquito
que tú hoy quieres darme,
pues bueno, será bienvenido
porque aunque no cure lo que me duele
y de verdad bien necesito,
si viene de ti con amor,
es regalo tan bonito
que quiero y agradezco al cielo
que me lo hayas traído.
)Quieres tú que te regale
unos sorbicos?

Y recuerdo como la hermana
con su sonrisa, me dijo:
- Es agua de siete fuentes
que padre y yo hemos cogido
en la mañana de San Juan
muy tempranico.
¿Qué nos curará este año
que avanza tan despacico?
¿Quieres tú que te regale
unos sorbicos?

El narciso se da sólo junto a los manantiales, los cauces de los arroyos y las húmedas laderas. Este me lo encontré en uno de los más bellos rincones de este parque natural: por el arroyo de los Tornillos de Gualay. Se vestía con tonos tan finos que parecía un sueño.
DELICADA FLOR *

El magnífico pincel de la belleza
te ha dado su último retoque,
pareciendo sobre los verdes de tu lienzo
el clásico bodegón pero lleno de vida
que sólo puede pintar la naturaleza.

Como el diminuto faro
que quiere iluminar su entorno,
así te proyectas con la luminosa luz
que desprende tu incandescente filamento
y el inconfundible perfume de tus hojas.

Esta aventura de escribirte,
me recuerda,
la trágica leyenda del hermoso joven
que murió enamorado de sí mismo
al no poder corresponder al amor
de su propia imagen,
reflejada en la superficie de un lago.

Pero aquí, en la sierra,
tú eres diferente,
y aún llamándote Narciso,
eres la bonita flor silvestre
que naces en el invierno
y bellamente te deshojarás
después de haber alegrado
a cuantos ojos tuvieron la suerte
de encontrarte en su camino.

Esta es la Cerrada de Elías en el cauce del Borosa. Este río, el primero y más importante que el Guadalquivir recibe en su recorrido, es el más bello de cuantos ríos existen sobre el planeta tierra. Bien lo tengo yo recorrido en los momentos de profunda soledad y en las horas más silenciosas y pacificas. Sierra de Segura, Sierra del Pozo.

CELESTE AMANECER #

Vengo de la tierra amada
que, repleta de olivares,
de fuentes claras
y de arroyos cristalinos,
mira al sol de la mañana
y también mira al río
que llega desde la profunda sierra
y pasa y se aleja en su gozo limpio.

Y por la cara de piedra blanca que, cuando llueve es cascada y cuando no llueve es como espejo de la sierra excelsa y de noches con estrellas y también de lunas claras, he visto al pastor y a sus ovejas saltando en busca de las praderas altas y sin querer, he visto que ahí mismo, se le ha presentado el que le persigue y le ha dicho:
- Voy a denunciarte y si quieres, aquí mismo, ponemos en marcha y celebramos tu juicio.
He visto con mis propios ojos como el buen pastor, hombre sufrido donde los haya, le ha contestado que él nunca robó nada a nadie ni cogió de ningún lado aquello que no era suyo aunque fuera de su amigo.
- Eso se verá en el juicio.
Le ha respondido el que le persigue y a continuación el pastor ha dicho:
- Se verá, pero si tú te atreves, vente conmigo.
- ¿Adónde me llevarás?
- A la fuente de las aguas puras que además de quitar la sed, limpia tanto y tan fino que hasta arranca y se ve la suciedad que hay en el corazón y el espíritu.
Y el otro le ha respondido:
- Eso es una tontería tuya, donde se ve bien lo que cada cual ha robado y ha hecho mal contra el otro, es en un juicio.

Y el pastor de las ovejas mansas, yo lo he visto, ha llegado a la fuente que oculta mana y en sus aguas de viento y frío, ha lavado sus manos, su cara y luego, ha bebido para que también por dentro, entre la vida y limpie lo que no está limpio. Y ha mirado al que le persigue y otra vez le ha dicho:
- Ahora, lava aquí tus manos y tu cara y bebe como yo he bebido.
Y el que anda amenazando y acusando de malvado al pobre y sencillo, ha mirado al pastor y por lo que sea, no se ha atrevido a lavar sus manos en el agua de la fuente ni tampoco a beber del claro líquido.

Vengo yo de la tierra amada
y sin querer ver ni oír,
esto es lo que he visto y oído.

Una de las muchas cascadas que el río Borosa tiene en su recorrido por el Salto de los Órganos. Fue una mañana de invierno, después de varios días de recia lluvia y desde entonces no lo he olvidado.

ETERNIZADO EN TU PRESENTE *

Cuán me pareces, así vestida,
la esplendorosa bailarina
en la importante actuación
de una noche de gala.

De la roca de donde sales
al vacío te abres como
las alas de una mariposa,
no queriendo llegar nunca
a la blanda plataforma
de espuma y de algodón
en donde cesaría tu vuelo.

La capa de una princesa
quedaría empequeñecida
ante la mágica blancura
de revuelos siderales,
donde tus pies de doncella
dejas ocultos
en la ensoñadora corriente.

Toda tú eres blanca.
Toda tú eres nívea.
Inmaculada,
me recuerdas al sagrado manantial
que brota en la misteriosa cueva
y que busca el cansado peregrino
para prolongar su vida en su esperanza.

Yo he tenido la suerte de encontrarte
para apagar la sed de mis labios,
y lavándome en ti mis impurezas,
liberado de mi equipaje,
me quedo eternizado en tu presente

Una mañana de otoño por la Laguna de Valdeazores. Belleza y más belleza siempre como durmiendo o esperando el momento supremo para despertar, pero mientras tanto, ahí latiendo y cumpliendo con la misión de transmitir a Dios. Sierra del Pozo.

MIL GRACIAS GRITANDO #

Iba yo sin ir,
pero iba y soñaba,
por el viejo camino
que avanza y no acaba
y se me abrió la belleza
enredada en las ramas
del otoño cansino
y las hojas naranja.

Siguiendo la orilla
de las remansadas
aguas verdes serenas
que duermen y se aplastan
entre juncos y arces,
me encontré en la curva
y al frente, las aguas
y temblando en su gozo
y también reflejadas,
las hojas de oro viejo
ardiendo en sus llamas.

Iba yo sin ir
metido en mi alma
rebuscando las fuentes
que dan puras aguas
para saciar la sed
que me quema a llamas
y se me abrió la belleza
del otoño, en las ramas
y me quedé parado
gritando ¡Mil gracias!

Cuando ya el Guadalquivir corre por su gran valle, antes del Pantano del Tranco, se le ve casi durmiéndose en la serenidad de sus aguas y siempre acompañado de sus álamos y sus nubes. Todavía no se ha encontrado con el Aguasmulas, pero sí ya con el Borosa. Sierra de Segura.
MI ALMA TE VA CANTANDO #

Mi alma te va cantando
por los caminos borrados
en la dulce tierra amada
y loca te va buscando
en las noches estrelladas
cuando el ulular del cárabo
y cuando las lechuzas graznan
y en la música que los vientos
dejan cuando entre las ramas
se rompen ellos queriendo
como te canta mi alma.

Y cuando en la tristeza nada,
a pesar de tu presencia
que constantemente empapa,
mi alma te va cantando
a veces, humilde y cansada
a veces, anegada en llanto
porque aquello que ella ama
también se le va borrando
y alcanza, pero no alcanza
la fuerza que da tu mano
cuando acaricia y levanta.

Con el río, en la tarde,
se mira en sus limpias aguas
llamándote de hijo a padre
porque se encuentra cansada
de estar todo el día en suspiro
pobremente abandonada
del amor que tanto busca
cuando duerme y por el alba
y encuentra rastros y perfume,
desprecios y bofetadas,
espinas que agudamente
en lo más hondo se clavan,
y de ti va y encuentra
mensajes con notas claras
y sigue sin fuerzas llorando
por donde el río se marcha,
por los caminos que se borran
y en su tristeza, te canta.

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